El laberinto de los hombres tontos.
capitulo quinto: La reina de la avaricia habla
Aquella hermosa muchacha (no atinaría a deducir su edad, tan bonita era la
visión de sus ojos negros y su cabello ondulado rojo oscuro, que bien podía
caer en las categoría de "mujer comeaños" o "adolescente
madurada por el maquillaje") se me quedó mirando, sonriendome de la misma
manera tierna y curiosa que las novias de mis primos mas grandes me sonrien...
solo que ellas no usan capa negra con forro rojo y capucha, como las brujas.
-- ¿me tienes miedo? --dijo ella en una frase que interrumpió el silencio
del salón de la avaricia. Yo no atiné a contestar, solo me limitaba a mirarla
embobado.
-- No --dije por fin, pensando en el "genio" barbado que sentia cerca
de mi, pero que me era imposible voltear a ver si aun estaba a mi lado o si me
había dejado solo nuevamente.
-- Se ve que eres un niño valiente --Dijo sonriendome. por un instante, sus
dientes tan blancos me asustaron, como si desde su trono pudiera comerme igual
que el lobo a la abuela de caperucita --yo soy la reina de este salon. todo lo
que ves aqui es mio, yo te lo obsequio.
-- Gracias señora --me escuché decir entrecortadamente-- pero no quiero
nada... --me excusé torpemente.
Ella hizo una mueca de aburrimiento y sosteniendo un cetro dorado con una
gran gema roja en su extremo superior, bajo majestuosamente, con lentitud y
soberbia, de su trono.
-- Te he ofrecido lo mejor de mis posesiones, niño, ¿si no te gusta el oro y
los diamantes, el marmol y los ojos de tigre, que te gusta en realida?... ¿ser
inmortal tal vez?
Yo solo atiné a dar un trago de saliva amarga al ver a aquella hechicera
acercandose a mi, empuñando su cetro con fiereza