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I.
-Me preocupa que ni Evita ni la princesa Lis hayan despertado aún
-comentó Bantar a Gelius mientras ambos se dirigían al salón
de reuniones tácticas de Dhairya.
-Afortunadamente las dos están bien, al menos físicamente
-dijo el plutoniano.
-La princesa Lis hizo cosas increíbles esta vez. Nunca pensé
que la fuerza de un Guerrero Kundalini llegara a tanto... ella sola evitó
la destrucción de Charma y de Nivaasa.
-Hay un gran cambio llevándose a cabo en estos días,
creo que la princesa ha comenzado a ser tocada por este.
La puerta de la sala de reuniones se abrió, dentro, varios personajes
de la GAU estaban esperando, varios Guerreros Kundalini entre ellos; muchos
de los presentes habían llegado ese mismo día a través
de los teletransportadores, pues la reunión era de emergencia tras
el ataque sorpresa del Imperio.
Lo que más llamaba la atención en la sala de reuniones,
misma que estaba ricamente amueblada con una curiosa combinación
de estilos y con un holoproyector al centro, era la presencia de una enorme
figura, de unos 15 metros de alto, que tenía cierta semejanza con
una armadura medieval con un cañón en un brazo, una enorme
y extraña espada en la espalda, y una curiosa antena sobre el yelmo.
-¡Por el Gran Espíritu! -exclamó Bantar con una
sonrisa al ver la curiosa figura.
II.
-Merú... -dijo Lis viendo el lugar sagrado desde el espacio.
Evita se limitó a mirar a la princesa, esperando la decisión
que sólo ella podría tomar.
-El camino todavía es muy claro -dijo Lis con una sonrisa cargada
de nostalgia.
Las dos viajeras llegaron hasta la entrada del monte sagrado y Evita
dejó que Lis se adelantara un poco, la princesa caminaba indecisa,
mirando con tímida expresión los detalles que nunca se habían
borrado de su mente y encontrando unos más en el proceso, como siempre,
pues no importa cuántas veces se viaje a Merú, siempre se
encontrarán cosas distintas ahí, aún cuando nada cambie.
Al fin, las viajeras llegaron hasta el portal que iba directamente
al interior del templo, y ahí Lis se detuvo y volteó hacia
Evita.
-¿Estás segura de que él no...?
-Katnatek jamás rechazaría a un guerrero que ha vuelto
de la obscuridad, además, él es un guardián, no un
juez. Aún Asura podría volver aquí si lo quisiera,
aunque entonces la energía del lugar mostraría cuánta
maldad guarda su corazón -dijo Evita.
-Tienes razón -dijo Lis y entonces entró al templo.
-Bienvenida, Lis -la saludó Katnatek al momento de cruzar el
portal.
-Gracias -dijo la princesa-. Hacía mucho tiempo que no nos encontrábamos.
-Pero ahora has regresado -dijo el guardián.
Tras esto, Lis pidió permiso de entrar a elevar a Kundalini
y Katnatek y Evita esperaron su regreso.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez, y había
muchas cosas en el corazón y la mente de Lis que hicieron que el
ascenso de Kundalini resultara tan difícil como la primera vez si
no es que más. Cada nivel se mostraba mucho más complicado
que el anterior, y en cada chakra, Lis tenía que limpiar todo aquello
que la había mantenido alejada de Merú por todo ese tiempo,
aquello que la atormentaba, incluso aquello que la hacía odiar al
Imperio. Hubo un momento en el que incluso tuvo que olvidarse de cada recuerdo
que guardaba del príncipe Zacek, desde las miradas y las caricias
hasta el cálido sentimiento de dulzura que tenía cada que
estaban juntos.
Todo guerrero debe superar todo lo que hay en él para lograr
despertar a Kundalini sin ser fulminado en el intento. Miedos, rencores,
orgullo, odios, envidias, deseos, pero además de esto, debe limpiarse
también de sus creencias, sus ideales, sus relaciones. En otras
palabras, despertar a Kundalini es el sacrificar todo lo que uno es para
descubrir lo que simplemente ES. Una vez que se ha logrado esto, la energía
de la verdad permanecerá en el guerrero aún después
de que haya vuelto a su lugar en la tercera dimensión con todo y
sus creencias, ideales y relaciones. La faceta negativa del guerrero se
habrá purificado bastante, y la faceta positiva, en cambio, habrá
encontrado más fuerza. El porqué de esto no puede explicarse
del todo, pero hay una aproximación: Al sacrificarse lo positivo
y lo negativo, lo positivo tiende a renacer, pues su naturaleza es creación,
mientras que lo negativo es incapaz de esto, pues su naturaleza tiende
a la destrucción. Positivo y negativo tienen que recurrir a su escencia
para determinar lo que será de ellos tras el sacrificio.
III.
-Y por último -dijo Tamlab, representante del planeta Guburitz-
reforzaremos las defensas en Charma y Nivaasa con los nuevos Transformables.
-Todo el plan propuesto me parece excelente -dijo Bantar-. Y no deja
de sorprenderme que los nuevos Transformables estén listos.
-Hubiera sido excelente que el Imperio atacara un par de días
después -dijo un joven con lentes y con un cinturón lleno
de curiosas heramientas, llamado Eniar-. Los nuevos Guerreros Estelares
hubieran podido mostrar sus capacidades en batalla contra los Gladiadores
Cibernéticos, afortunadamente todo salió bien, según
entiendo.
-Todavía me llama la atención cómo alguien tan
joven pudo coordinar la construcción de nuevos Transformables -dijo
Gelius.
-No fue tan difícil -sonrió Eniar tratando de parecer
modesto-. Todo el crédito debe ser para el Profesor Dathú,
pues gracias a sus planos, anotaciones y archivos tan bien organizados,
fue sencillo partir desde dónde él se quedó en el
desarrollo de la tecnología necesaria para la construcción
de los Guerreros Estelares.
-Eso y mucha suerte -dijo entonces el robot-. Deben saber que Eniar
es bastante distraído y según he sabido, muchas veces estuvo
a punto de fundir mis circuitos y los de varios de mis hermanos antes de
terminarnos.
-¡Silencio, Lancelot! -se sonrojó el científico.
-¿Y con cuántos nuevos Guerreros Estelares contamos?
-preguntó la gobernadora Siedra del planeta Fitshtal.
-Por ahora, además de Lancelot, hay otros 15 listos en Tamlab
y 5 más en desarrollo -dijo Eniar.
-¡Son bastantes! -exclamó Bantar admirado.
-Tengo la ayuda de un excelente equipo -dijo Eniar.
-Y mucha suerte -insistió Lancelot causando varias sonrisas
entre los presentes y un Eniar sonrojado por segunda vez en menos de un
minuto.
IV.
Al fin Lis-Ek salió del cuarto de Kundalini, se le veía
mucho más tranquila que antes, aunque de alguna manera se notaba
el esfuerzo que acababa de hacer.
-Lo lograste -le sonrió Evita.
-Sí -dijo la princesa.
-Ahora yo debo volver a Nivaasa -dijo Evita-, pero tú debes
quedarte aquí un poco, pues hay algo que debes hacer.
-¿De qué se trata? -se extrañó Lis.
-Ya lo verás -sonrió Evita-. Es algo importante.
Luego de esto, Evita salió de Merú y se encaminó
a la velocidad del pensamiento de vuelta a Nivaasa.
V.
-No puedo creer lo que ese nuevo guerrero le hizo a Ninjitsu -dijo
el Amo de las Tinieblas-. Los Guerreros de la Obscuridad están tan
débiles que una sola descarga pránica de alguno de los malditos
Guerreros Kundalini hubiera sido suficiente para eliminarlos para siempre.
-Este KarmaTrón goza de gran poder -gruñó Asura-.
Ni siquiera se esfuerza mientras pelea, sólo actúa como si
tuviera la seguridad de la victoria desde el principio.
-Es un enemigo muy peligroso, su energía no se compara a la
de Zacek, y para colmo, la Molécula también parece gozar
ahora de un poder muy superior al que le conocíamos. En verdad el
Gran Espíritu parece estar muy desesperado.
-Pero es imposible que pueda contra nosotros. Tenemos el negativismo
de nuestra parte, y KarmaTrón siempre ha tenido ese mismo negativismo
como debilidad.
-Así es. Por esa razón es que de alguna forma debemos
repetir lo sucedido con Zacek. Atraeremos al enemigo a una zona negativa
y ahí lo combatiremos con todas las ventajas a nuestro favor. Recuerda
que ahora puedo aparecer donde hay el negativismo suficiente, así
que no estarás solo.
-¿Pero cómo lograremos que caiga en la trampa? -preguntó
Asura.
-Envía el destructor más poderoso al sistema Urmuz y
destruye uno de sus tres pequeños planetas, eso deberá atraer
a la GAU, que ha estado interesada en firmar una alianza con ese sistema
insignificante desde hace años -explicó el Amo de las Tinieblas-.
Seguramente KarmaTrón irá también, crea una distracción
y ataca la luna de Esmoz, el planeta más pequeño, con todos
tus recursos, cuando KarmaTrón aparezca, llévalo al lado
obscuro de esa luna, en ese lugar es muy sencillo crear puertas dimensionales,
encárgate de que Garkoz abra un portal hacia una dimensión
de gran negatividad y haz que el enemigo lo atravieze. Entonces cierren
el portal y entre tú y yo acabaremos con este nuevo defensor.
-Haré todo lo que pueda para lograr nuestro cometido -dijo Asura.
VI.
Bala-Ek y Cord le mostraban la base a Eniar y Lancelot, todos caminaban
por el área de entrenamiento charlando descuidados cuando Lancelot
los detuvo.
-Cuidado -dijo el robot poniendo las manos frente al grupo.
-¿Qué sucede, Lancelot? -preguntó Eniar.
-Un objeto se está moviendo a una gran velocidad en esta área
-respondió el robot.
En ese momento, Josh apareció frente al grupo.
-¡Josh! -dijo Bala-Ek-. ¿Qué haces aquí?
-Estoy entrenando un poco -respondió el muchacho-. La velocidad
que me da esta capa se supone es una ventaja, pero de tres encuentros que
he tenido desde que la traigo puesta, en dos he sido derribado como si
mi poder no significara nada.
Bala-Ek notó cómo Josh cerraba los puños al decir
esto.
-Deberías estar descansando -dijo la muchacha-. Fuiste herido
la última vez.
-Ya me he curado con mi energía pránica -dijo Josh-.
Además, parece que nunca se sabe cuándo atacará el
Imperio, así que entre más rápido me sienta seguro
del control que tengo sobre mi poder, será mejor. Parece que una
gran velocidad no significa necesariamente unos grandes reflejos, así
que debo empeñarme para arreglar eso.
-Tiene sentido -intervino Eniar-. No obstante, el entrenamiento solitario
puede resultar más difícil de lo normal, y aunque es posible
obtener algunos resultados de este, nunca se compararán, al menos
en principio, con el resultado del tutelaje de alguien con más experiencia.
-Puesto más sencillo, necesitas un maestro según la opinión
de Eniar -dijo Lancelot.
-Katnatek me enseña lo necesario, creo -dijo Josh algo pensativo.
-¿Quién? -preguntó Eniar.
-Es una larga historia -dijo Cord-. Pero confía en que lo que
Josh dice es verdad.
-Josh, ¿eh? Mucho gusto, yo soy Eniar y este Guerrero Estelar
que nos acompaña es Lancelot.
-El gusto es mío -dijo Josh.
-No creas, compañero -dijo Lancelot-. Eniar suele pasar su vida
en el taller, así que el conocer a cualquier persona nueva debe
resultarle gustoso.
-¡Lancelot! -se quejó Eniar.
Cord y Bala-Ek intercambiaron miradas.
VII.
Entre la investigación sobre la GAU y la nave que había
comprado, Galar había gastado gran parte de sus ahorros, pero pensaba
que valdría la pena si lograba encontrar a quien le había
revuelto la mente.
Había escuchado sobre el ataque a Nivaasa hacía un par
de días en tiempo común, y la derrota del Imperio había
causado tantos rumores que ahora se hablaba de una gran concentración
de Guerreros Kundalini en ese planeta. Galar pensó que si en Nivaasa
no encontraba a la responsable de su estado, al menos, si era verdad aunque
fuera sólo la mitad de esos rumores sobre los Guerreros Kundalini
en ese planeta, podría encontrar si no a la responsable, al menos
a otro que a cambio de algo de dinero aceptara quitarle las visiones; claro
que esto era tan riesgoso como la opción de retirar esas visiones
y memorias con una cirugía mnemotécnica, pero la verdad era
que entre más tiempo pasaba, más confundido se sentía
el mercenario y caza recompensas.
Nivaasa ya casi estaba a la vista cuando un mensaje llegó al
comunicador de la nave de Galar.
-Esta es la patrulla militar de la base Charma, por favor identífíquese.
-Soy un viajero que desea descansar en Nivaasa, ¿necesito algún
permiso especial para hacerlo?
-Disculpe los inconvenientes, pero estamos bajo alerta amarilla, así
que antes de continuar su camino deberá dejar que su nave y persona
sean inspeccionadas.
-Bien, adelante -dijo Galar, y en ese momento dos pequeñas naves
patrulla desactivaron su camuflage y se acercaron a la nave extranjera.
Galar sabía que al menos debería haber otras tres naves patrulla
ocultas y una de ellas, tratándose de patrullaje militar, debía
contar con cañones de un poder considerable.
Una de las patrullas se conectó a la nave de Galar y dos personajes
vestidos con trajes de la policía militar (una de tantas de las
existentes en el universo) abordaron la nave. Al humano le sorprendió
ver que uno de los policías, cuyo traje y casco eran especiales,
era un caloryziano.
-Disculpe mi comentario, pero es curioso ver a un caloryziano, miembro
de una raza aliada al Imperio como policía militar aliado de la
GAU -dijo Galar mientras los policías revisaban la nave con sensores
especiales.
-¿Es familiar con las alianzas que tiene el Imperio? -preguntó
el caloryziano en respuesta.
-Lo necesario para saber en quién confiar -sonrió Galar.
-No se preocupe, mientras no quebrante la ley puede confiar en mí.
Conozco lo que hace el Imperio y aunque toda mi raza lo apoye, yo ya jamás
caeré de nuevo en ese error -mientras el caloryziano decía
esto, su compañero revisaba con su sensor el cuerpo de Galar.
-¿De nuevo?
-Es una larga historia.
-Todo en orden -dijo el oficial al terminar de revisar a Galar.
-¿Significa que puedo entrar a Nivaasa? -preguntó el
humano.
-Así es -dijo el caloryziano-. Sólo recuerde la alerta
amarilla y obedezca las indicaciones pertinentes una vez que llegue. Que
el Gran Espíritu lo acompañe.
-Sí... el Gran Espíritu -dijo Galar mientras intentaba
controlar las visiones que comenzaban a llegarle de una fiesta de verano.
Los oficiales dejaron la nave y activaron de vuelta su camuflaje mientras
Galar continuaba con rumbo a Nivaasa. El reporte de la patrulla militar
hablaría de una nave mediana de viaje sin armas, substancias prohibidas
ni puertas secretas de ningún tipo a bordo, con un solo tripulante
y de potencia alta. Galar agradecería que las revisiones se hicieran
en el interior y no en el exterior de la nave, nadie supo de un pequeño
compartimento cerca de una de las turbinas (en apariencia parte del espacio
ocupado por los transformadores de energía) donde el equipo especial
del mercenario apenas encontró espacio para ser ocultado.
VIII.
-Dicen que la princesa todavía está inconsciente -dijo
Josh de pie a la orilla de un arroyuelo dentro de la base Dhairya.
-Ella está bien, se encuentra en Merú -respondió
Evita mientras se mojaba los pies en el arroyo.
-¿Tú estabas con ella?
-Sí.
-Mmm.
-¿Por qué no te quitas las botas y metes los pies al
agua? Está riquísima -sonrió la niña.
-No, gracias -dijo Josh algo pensativo.
-¿Te sientes bien?
-Sí -sonrió Josh apurado-, no hay problema. ¿Lo
ves? Estoy sonriendo.
-Puedes confiar en mí, Josh. Somos amigos y hemos hecho muchas
cosas juntos, como despertar a Kundalini, escapar de las minas y todo eso,
no necesitamos tener secretos.
-Está bien, está bien... dijo Josh con un suspiro-. Es
sólo que no imaginé que las cosas serían así.
-¿Cómo?
-Tú sabes, así... luchando y todo eso. Imaginaba que
cuando enfrentáramos a los malos los derrotaríamos con gran
facilidad en la primera pelea y luego de eso ya no tendríamos qué
volver a preocuparnos.
-Sólo hemos peleado tres veces, una en las minas, otra en el
refugio en la Tierra y la tercera durante el ataque del Imperio. Y además
lo hemos hecho bien.
-De esas tres veces, yo he sido derribado en dos, y tú... bueno,
no me gustó cómo te derrumbaste la última vez, parecía
que estabas muy bien y en el siguiente instante estabas inconsciente en
el suelo. Puede ser que me preocupe de más, pero no tengo un buen
presentimiento de todo esto.
-Todo será según lo previsto por el Gran Espíritu,
Josh. No te preocupes y sigue lo que te señale el corazón,
no la mente.
-Esas palabras se parecen a las de mi madre... Te extrañaría
mucho si te pasara lo que a ella.
En ese momento Cord llegó apurado hasta el arroyo.
-¡Evita, Josh! -los llamó el gnomulón.
-¿Qué pasa? -preguntó Josh.
-Asura está atacando los planetas del sistema Urmuz, ya uno
de sus destructores ha devastado uno de los pequeños planetas y
ahora la batalla se desarrolla en la luna de Esmoz. La GAU quiere mandar
apoyo al lugar, al lado obscuro de esa luna, que es dónde todavía
no ha habido ataques por parte del Imperio, pero las naves tardarán
horas en llegar y por eso se enviarán primero Transformables y Guerreros
Kundalini usando los teletransportadores, Bantar quiere saber si ustedes
pueden ser de los primeros en llegar al lugar para ver por el bien de los
habitantes del lugar -explicó Cord.
-Suena peligroso -murmuró Josh sintiéndose inseguro.
-Dile que yo iré, Cord -dijo Evita.
-¿Y tú, Josh? -preguntó el gnomulón.
-Creo que también iré -dijo el muchacho, preguntándose
si sería normal que el Imperio atacara tan seguido.
IX.
Lis paseaba por Merú, todavía esperaba lo que debería
hacer, según dijo Evita, pero pasaba el tiempo y nada ocurría.
No recordaba haber estado tanto tiempo en Merú antes, pero de alguna
forma sentía que su estancia en el lugar le estaba haciendo bien.
Se sentía más tranquila que antes y su ira parecía
disminuír, había hablado otra vez con Katnatek y de alguna
manera sentía que volvía a ser parte de algo. Los largos
años que había pasado sintiéndose triste y negando
lo que era, ahora le parecían muy lejanos, aunque estaba consciente
de que no hacía ni una semana de todo eso.
Se elevó hasta la cima del pico más alto de Merú
y notó el manantial y el arroyo que se habían formado, así
que descendió para verlos más de cerca. Tocó el agua,
que era muy fresca, y se remojó la cara, luego tomó algo
de esa misma agua entre sus manos y miró el reflejo de sí
misma. Recordaba la última vez que se había mirado en un
espejo y sintió que esa imagen que veía ahora no era la suya,
pues se veía más fresca, más alegre... como con menos
sombras.
Dejó caer el agua de vuelta al arroyo y sonrió alegre,
sintiéndose niña de nuevo, con el deseo de jugar y reír
y cantar sin preocuparse por nada más. Comenzó a tararear
una canción y de pronto recordó que esa misma tonada se la
había enseñado Zacek.
La princesa se quedó en silencio, recordando, cerró los
ojos por un momento y dejó salir una lágrima.
-Perdóname por no haberte dejado ir en tanto tiempo -dijo al
fin abriendo los ojos mientras manos conocidas sujetaban las suyas.
-Está bien, no hubiera podido dejarte mientras estabas tan triste
-sonrió Zacek.
-Me dolió mucho lo que pasó. Sabía que cuando
te encontrara sería para despedirnos y por eso no quería
que llegara el momento.
Zacek abrazó entonces a Lis.
-Pero las despedidas también son ilusiones -dijo el príncipe-.
Tú y yo jamás estaremos separados, no importa lo que pase.
-Zacek -se aferró Lis al príncipe-. Quisiera que pudiéramos
quedarnos así para siempre.
El príncipe cerró los ojos y respondió a la fuerza
del abrazo de su amada sin decir nada, y así permanecieron hasta
que Lis lo fue soltando muy lentamente, sintiendo una nueva forma de dolor
al dejar ir a quien más había querido en su vida, aunque
sabiendo que eso era lo mejor que podía hacer, pues estaba liberando
a ambos de cadenas que nunca debieron ser.
-Gracias, Lis -dijo Zacek, y tras esto, ambos conversaron un poco antes
de que el príncipe tuviera que irse.
Ahora Lis sabía lo que tenía que hacer de importancia
en Merú, pero antes de volver a su cuerpo físico, Katnatek
la detuvo un momento más. Era hora de otorgarle unos nuevos brazaletes
de poder.