ADIÓS.
Por: Luis Antonio Avalos. 

I.
-Me preocupa que ni Evita ni la princesa Lis hayan despertado aún -comentó Bantar a Gelius mientras ambos se dirigían al salón de reuniones tácticas de Dhairya.
-Afortunadamente las dos están bien, al menos físicamente -dijo el plutoniano.
-La princesa Lis hizo cosas increíbles esta vez. Nunca pensé que la fuerza de un Guerrero Kundalini llegara a tanto... ella sola evitó la destrucción de Charma y de Nivaasa.
-Hay un gran cambio llevándose a cabo en estos días, creo que la princesa ha comenzado a ser tocada por este.
La puerta de la sala de reuniones se abrió, dentro, varios personajes de la GAU estaban esperando, varios Guerreros Kundalini entre ellos; muchos de los presentes habían llegado ese mismo día a través de los teletransportadores, pues la reunión era de emergencia tras el ataque sorpresa del Imperio.
Lo que más llamaba la atención en la sala de reuniones, misma que estaba ricamente amueblada con una curiosa combinación de estilos y con un holoproyector al centro, era la presencia de una enorme figura, de unos 15 metros de alto, que tenía cierta semejanza con una armadura medieval con un cañón en un brazo, una enorme y extraña espada en la espalda, y una curiosa antena sobre el yelmo.
-¡Por el Gran Espíritu! -exclamó Bantar con una sonrisa al ver la curiosa figura. 

II.
-Merú... -dijo Lis viendo el lugar sagrado desde el espacio.
Evita se limitó a mirar a la princesa, esperando la decisión que sólo ella podría tomar.
-El camino todavía es muy claro -dijo Lis con una sonrisa cargada de nostalgia.
Las dos viajeras llegaron hasta la entrada del monte sagrado y Evita dejó que Lis se adelantara un poco, la princesa caminaba indecisa, mirando con tímida expresión los detalles que nunca se habían borrado de su mente y encontrando unos más en el proceso, como siempre, pues no importa cuántas veces se viaje a Merú, siempre se encontrarán cosas distintas ahí, aún cuando nada cambie.
Al fin, las viajeras llegaron hasta el portal que iba directamente al interior del templo, y ahí Lis se detuvo y volteó hacia Evita.
-¿Estás segura de que él no...?
-Katnatek jamás rechazaría a un guerrero que ha vuelto de la obscuridad, además, él es un guardián, no un juez. Aún Asura podría volver aquí si lo quisiera, aunque entonces la energía del lugar mostraría cuánta maldad guarda su corazón -dijo Evita.
-Tienes razón -dijo Lis y entonces entró al templo.
-Bienvenida, Lis -la saludó Katnatek al momento de cruzar el portal.
-Gracias -dijo la princesa-. Hacía mucho tiempo que no nos encontrábamos.
-Pero ahora has regresado -dijo el guardián.
Tras esto, Lis pidió permiso de entrar a elevar a Kundalini y Katnatek y Evita esperaron su regreso.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez, y había muchas cosas en el corazón y la mente de Lis que hicieron que el ascenso de Kundalini resultara tan difícil como la primera vez si no es que más. Cada nivel se mostraba mucho más complicado que el anterior, y en cada chakra, Lis tenía que limpiar todo aquello que la había mantenido alejada de Merú por todo ese tiempo, aquello que la atormentaba, incluso aquello que la hacía odiar al Imperio. Hubo un momento en el que incluso tuvo que olvidarse de cada recuerdo que guardaba del príncipe Zacek, desde las miradas y las caricias hasta el cálido sentimiento de dulzura que tenía cada que estaban juntos.
Todo guerrero debe superar todo lo que hay en él para lograr despertar a Kundalini sin ser fulminado en el intento. Miedos, rencores, orgullo, odios, envidias, deseos, pero además de esto, debe limpiarse también de sus creencias, sus ideales, sus relaciones. En otras palabras, despertar a Kundalini es el sacrificar todo lo que uno es para descubrir lo que simplemente ES. Una vez que se ha logrado esto, la energía de la verdad permanecerá en el guerrero aún después de que haya vuelto a su lugar en la tercera dimensión con todo y sus creencias, ideales y relaciones. La faceta negativa del guerrero se habrá purificado bastante, y la faceta positiva, en cambio, habrá encontrado más fuerza. El porqué de esto no puede explicarse del todo, pero hay una aproximación: Al sacrificarse lo positivo y lo negativo, lo positivo tiende a renacer, pues su naturaleza es creación, mientras que lo negativo es incapaz de esto, pues su naturaleza tiende a la destrucción. Positivo y negativo tienen que recurrir a su escencia para determinar lo que será de ellos tras el sacrificio. 

III.
-Y por último -dijo Tamlab, representante del planeta Guburitz- reforzaremos las defensas en Charma y Nivaasa con los nuevos Transformables.
-Todo el plan propuesto me parece excelente -dijo Bantar-. Y no deja de sorprenderme que los nuevos Transformables estén listos.
-Hubiera sido excelente que el Imperio atacara un par de días después -dijo un joven con lentes y con un cinturón lleno de curiosas heramientas, llamado Eniar-. Los nuevos Guerreros Estelares hubieran podido mostrar sus capacidades en batalla contra los Gladiadores Cibernéticos, afortunadamente todo salió bien, según entiendo.
-Todavía me llama la atención cómo alguien tan joven pudo coordinar la construcción de nuevos Transformables -dijo Gelius.
-No fue tan difícil -sonrió Eniar tratando de parecer modesto-. Todo el crédito debe ser para el Profesor Dathú, pues gracias a sus planos, anotaciones y archivos tan bien organizados, fue sencillo partir desde dónde él se quedó en el desarrollo de la tecnología necesaria para la construcción de los Guerreros Estelares.
-Eso y mucha suerte -dijo entonces el robot-. Deben saber que Eniar es bastante distraído y según he sabido, muchas veces estuvo a punto de fundir mis circuitos y los de varios de mis hermanos antes de terminarnos.
-¡Silencio, Lancelot! -se sonrojó el científico.
-¿Y con cuántos nuevos Guerreros Estelares contamos? -preguntó la gobernadora Siedra del planeta Fitshtal.
-Por ahora, además de Lancelot, hay otros 15 listos en Tamlab y 5 más en desarrollo -dijo Eniar.
-¡Son bastantes! -exclamó Bantar admirado.
-Tengo la ayuda de un excelente equipo -dijo Eniar.
-Y mucha suerte -insistió Lancelot causando varias sonrisas entre los presentes y un Eniar sonrojado por segunda vez en menos de un minuto. 

IV.
Al fin Lis-Ek salió del cuarto de Kundalini, se le veía mucho más tranquila que antes, aunque de alguna manera se notaba el esfuerzo que acababa de hacer.
-Lo lograste -le sonrió Evita.
-Sí -dijo la princesa.
-Ahora yo debo volver a Nivaasa -dijo Evita-, pero tú debes quedarte aquí un poco, pues hay algo que debes hacer.
-¿De qué se trata? -se extrañó Lis.
-Ya lo verás -sonrió Evita-. Es algo importante.
Luego de esto, Evita salió de Merú y se encaminó a la velocidad del pensamiento de vuelta a Nivaasa. 

V.
-No puedo creer lo que ese nuevo guerrero le hizo a Ninjitsu -dijo el Amo de las Tinieblas-. Los Guerreros de la Obscuridad están tan débiles que una sola descarga pránica de alguno de los malditos Guerreros Kundalini hubiera sido suficiente para eliminarlos para siempre.
-Este KarmaTrón goza de gran poder -gruñó Asura-. Ni siquiera se esfuerza mientras pelea, sólo actúa como si tuviera la seguridad de la victoria desde el principio.
-Es un enemigo muy peligroso, su energía no se compara a la de Zacek, y para colmo, la Molécula también parece gozar ahora de un poder muy superior al que le conocíamos. En verdad el Gran Espíritu parece estar muy desesperado.
-Pero es imposible que pueda contra nosotros. Tenemos el negativismo de nuestra parte, y KarmaTrón siempre ha tenido ese mismo negativismo como debilidad.
-Así es. Por esa razón es que de alguna forma debemos repetir lo sucedido con Zacek. Atraeremos al enemigo a una zona negativa y ahí lo combatiremos con todas las ventajas a nuestro favor. Recuerda que ahora puedo aparecer donde hay el negativismo suficiente, así que no estarás solo.
-¿Pero cómo lograremos que caiga en la trampa? -preguntó Asura.
-Envía el destructor más poderoso al sistema Urmuz y destruye uno de sus tres pequeños planetas, eso deberá atraer a la GAU, que ha estado interesada en firmar una alianza con ese sistema insignificante desde hace años -explicó el Amo de las Tinieblas-. Seguramente KarmaTrón irá también, crea una distracción y ataca la luna de Esmoz, el planeta más pequeño, con todos tus recursos, cuando KarmaTrón aparezca, llévalo al lado obscuro de esa luna, en ese lugar es muy sencillo crear puertas dimensionales, encárgate de que Garkoz abra un portal hacia una dimensión de gran negatividad y haz que el enemigo lo atravieze. Entonces cierren el portal y entre tú y yo acabaremos con este nuevo defensor.
-Haré todo lo que pueda para lograr nuestro cometido -dijo Asura. 

VI.
Bala-Ek y Cord le mostraban la base a Eniar y Lancelot, todos caminaban por el área de entrenamiento charlando descuidados cuando Lancelot los detuvo.
-Cuidado -dijo el robot poniendo las manos frente al grupo.
-¿Qué sucede, Lancelot? -preguntó Eniar.
-Un objeto se está moviendo a una gran velocidad en esta área -respondió el robot.
En ese momento, Josh apareció frente al grupo.
-¡Josh! -dijo Bala-Ek-. ¿Qué haces aquí?
-Estoy entrenando un poco -respondió el muchacho-. La velocidad que me da esta capa se supone es una ventaja, pero de tres encuentros que he tenido desde que la traigo puesta, en dos he sido derribado como si mi poder no significara nada.
Bala-Ek notó cómo Josh cerraba los puños al decir esto.
-Deberías estar descansando -dijo la muchacha-. Fuiste herido la última vez.
-Ya me he curado con mi energía pránica -dijo Josh-. Además, parece que nunca se sabe cuándo atacará el Imperio, así que entre más rápido me sienta seguro del control que tengo sobre mi poder, será mejor. Parece que una gran velocidad no significa necesariamente unos grandes reflejos, así que debo empeñarme para arreglar eso.
-Tiene sentido -intervino Eniar-. No obstante, el entrenamiento solitario puede resultar más difícil de lo normal, y aunque es posible obtener algunos resultados de este, nunca se compararán, al menos en principio, con el resultado del tutelaje de alguien con más experiencia.
-Puesto más sencillo, necesitas un maestro según la opinión de Eniar -dijo Lancelot.
-Katnatek me enseña lo necesario, creo -dijo Josh algo pensativo.
-¿Quién? -preguntó Eniar.
-Es una larga historia -dijo Cord-. Pero confía en que lo que Josh dice es verdad.
-Josh, ¿eh? Mucho gusto, yo soy Eniar y este Guerrero Estelar que nos acompaña es Lancelot.
-El gusto es mío -dijo Josh.
-No creas, compañero -dijo Lancelot-. Eniar suele pasar su vida en el taller, así que el conocer a cualquier persona nueva debe resultarle gustoso.
-¡Lancelot! -se quejó Eniar.
Cord y Bala-Ek intercambiaron miradas. 

VII.
Entre la investigación sobre la GAU y la nave que había comprado, Galar había gastado gran parte de sus ahorros, pero pensaba que valdría la pena si lograba encontrar a quien le había revuelto la mente.
Había escuchado sobre el ataque a Nivaasa hacía un par de días en tiempo común, y la derrota del Imperio había causado tantos rumores que ahora se hablaba de una gran concentración de Guerreros Kundalini en ese planeta. Galar pensó que si en Nivaasa no encontraba a la responsable de su estado, al menos, si era verdad aunque fuera sólo la mitad de esos rumores sobre los Guerreros Kundalini en ese planeta, podría encontrar si no a la responsable, al menos a otro que a cambio de algo de dinero aceptara quitarle las visiones; claro que esto era tan riesgoso como la opción de retirar esas visiones y memorias con una cirugía mnemotécnica, pero la verdad era que entre más tiempo pasaba, más confundido se sentía el mercenario y caza recompensas.
Nivaasa ya casi estaba a la vista cuando un mensaje llegó al comunicador de la nave de Galar.
-Esta es la patrulla militar de la base Charma, por favor identífíquese.
-Soy un viajero que desea descansar en Nivaasa, ¿necesito algún permiso especial para hacerlo?
-Disculpe los inconvenientes, pero estamos bajo alerta amarilla, así que antes de continuar su camino deberá dejar que su nave y persona sean inspeccionadas.
-Bien, adelante -dijo Galar, y en ese momento dos pequeñas naves patrulla desactivaron su camuflage y se acercaron a la nave extranjera. Galar sabía que al menos debería haber otras tres naves patrulla ocultas y una de ellas, tratándose de patrullaje militar, debía contar con cañones de un poder considerable.
Una de las patrullas se conectó a la nave de Galar y dos personajes vestidos con trajes de la policía militar (una de tantas de las existentes en el universo) abordaron la nave. Al humano le sorprendió ver que uno de los policías, cuyo traje y casco eran especiales, era un caloryziano.
-Disculpe mi comentario, pero es curioso ver a un caloryziano, miembro de una raza aliada al Imperio como policía militar aliado de la GAU -dijo Galar mientras los policías revisaban la nave con sensores especiales.
-¿Es familiar con las alianzas que tiene el Imperio? -preguntó el caloryziano en respuesta.
-Lo necesario para saber en quién confiar -sonrió Galar.
-No se preocupe, mientras no quebrante la ley puede confiar en mí. Conozco lo que hace el Imperio y aunque toda mi raza lo apoye, yo ya jamás caeré de nuevo en ese error -mientras el caloryziano decía esto, su compañero revisaba con su sensor el cuerpo de Galar.
-¿De nuevo?
-Es una larga historia.
-Todo en orden -dijo el oficial al terminar de revisar a Galar.
-¿Significa que puedo entrar a Nivaasa? -preguntó el humano.
-Así es -dijo el caloryziano-. Sólo recuerde la alerta amarilla y obedezca las indicaciones pertinentes una vez que llegue. Que el Gran Espíritu lo acompañe.
-Sí... el Gran Espíritu -dijo Galar mientras intentaba controlar las visiones que comenzaban a llegarle de una fiesta de verano.
Los oficiales dejaron la nave y activaron de vuelta su camuflaje mientras Galar continuaba con rumbo a Nivaasa. El reporte de la patrulla militar hablaría de una nave mediana de viaje sin armas, substancias prohibidas ni puertas secretas de ningún tipo a bordo, con un solo tripulante y de potencia alta. Galar agradecería que las revisiones se hicieran en el interior y no en el exterior de la nave, nadie supo de un pequeño compartimento cerca de una de las turbinas (en apariencia parte del espacio ocupado por los transformadores de energía) donde el equipo especial del mercenario apenas encontró espacio para ser ocultado. 

VIII.
-Dicen que la princesa todavía está inconsciente -dijo Josh de pie a la orilla de un arroyuelo dentro de la base Dhairya.
-Ella está bien, se encuentra en Merú -respondió Evita mientras se mojaba los pies en el arroyo.
-¿Tú estabas con ella?
-Sí.
-Mmm.
-¿Por qué no te quitas las botas y metes los pies al agua? Está riquísima -sonrió la niña.
-No, gracias -dijo Josh algo pensativo.
-¿Te sientes bien?
-Sí -sonrió Josh apurado-, no hay problema. ¿Lo ves? Estoy sonriendo.
-Puedes confiar en mí, Josh. Somos amigos y hemos hecho muchas cosas juntos, como despertar a Kundalini, escapar de las minas y todo eso, no necesitamos tener secretos.
-Está bien, está bien... dijo Josh con un suspiro-. Es sólo que no imaginé que las cosas serían así.
-¿Cómo?
-Tú sabes, así... luchando y todo eso. Imaginaba que cuando enfrentáramos a los malos los derrotaríamos con gran facilidad en la primera pelea y luego de eso ya no tendríamos qué volver a preocuparnos.
-Sólo hemos peleado tres veces, una en las minas, otra en el refugio en la Tierra y la tercera durante el ataque del Imperio. Y además lo hemos hecho bien.
-De esas tres veces, yo he sido derribado en dos, y tú... bueno, no me gustó cómo te derrumbaste la última vez, parecía que estabas muy bien y en el siguiente instante estabas inconsciente en el suelo. Puede ser que me preocupe de más, pero no tengo un buen presentimiento de todo esto.
-Todo será según lo previsto por el Gran Espíritu, Josh. No te preocupes y sigue lo que te señale el corazón, no la mente.
-Esas palabras se parecen a las de mi madre... Te extrañaría mucho si te pasara lo que a ella.
En ese momento Cord llegó apurado hasta el arroyo.
-¡Evita, Josh! -los llamó el gnomulón.
-¿Qué pasa? -preguntó Josh.
-Asura está atacando los planetas del sistema Urmuz, ya uno de sus destructores ha devastado uno de los pequeños planetas y ahora la batalla se desarrolla en la luna de Esmoz. La GAU quiere mandar apoyo al lugar, al lado obscuro de esa luna, que es dónde todavía no ha habido ataques por parte del Imperio, pero las naves tardarán horas en llegar y por eso se enviarán primero Transformables y Guerreros Kundalini usando los teletransportadores, Bantar quiere saber si ustedes pueden ser de los primeros en llegar al lugar para ver por el bien de los habitantes del lugar -explicó Cord.
-Suena peligroso -murmuró Josh sintiéndose inseguro.
-Dile que yo iré, Cord -dijo Evita.
-¿Y tú, Josh? -preguntó el gnomulón.
-Creo que también iré -dijo el muchacho, preguntándose si sería normal que el Imperio atacara tan seguido. 

IX.
Lis paseaba por Merú, todavía esperaba lo que debería hacer, según dijo Evita, pero pasaba el tiempo y nada ocurría. No recordaba haber estado tanto tiempo en Merú antes, pero de alguna forma sentía que su estancia en el lugar le estaba haciendo bien. Se sentía más tranquila que antes y su ira parecía disminuír, había hablado otra vez con Katnatek y de alguna manera sentía que volvía a ser parte de algo. Los largos años que había pasado sintiéndose triste y negando lo que era, ahora le parecían muy lejanos, aunque estaba consciente de que no hacía ni una semana de todo eso.
Se elevó hasta la cima del pico más alto de Merú y notó el manantial y el arroyo que se habían formado, así que descendió para verlos más de cerca. Tocó el agua, que era muy fresca, y se remojó la cara, luego tomó algo de esa misma agua entre sus manos y miró el reflejo de sí misma. Recordaba la última vez que se había mirado en un espejo y sintió que esa imagen que veía ahora no era la suya, pues se veía más fresca, más alegre... como con menos sombras.
Dejó caer el agua de vuelta al arroyo y sonrió alegre, sintiéndose niña de nuevo, con el deseo de jugar y reír y cantar sin preocuparse por nada más. Comenzó a tararear una canción y de pronto recordó que esa misma tonada se la había enseñado Zacek.
La princesa se quedó en silencio, recordando, cerró los ojos por un momento y dejó salir una lágrima.
-Perdóname por no haberte dejado ir en tanto tiempo -dijo al fin abriendo los ojos mientras manos conocidas sujetaban las suyas.
-Está bien, no hubiera podido dejarte mientras estabas tan triste -sonrió Zacek.
-Me dolió mucho lo que pasó. Sabía que cuando te encontrara sería para despedirnos y por eso no quería que llegara el momento.
Zacek abrazó entonces a Lis.
-Pero las despedidas también son ilusiones -dijo el príncipe-. Tú y yo jamás estaremos separados, no importa lo que pase.
-Zacek -se aferró Lis al príncipe-. Quisiera que pudiéramos quedarnos así para siempre.
El príncipe cerró los ojos y respondió a la fuerza del abrazo de su amada sin decir nada, y así permanecieron hasta que Lis lo fue soltando muy lentamente, sintiendo una nueva forma de dolor al dejar ir a quien más había querido en su vida, aunque sabiendo que eso era lo mejor que podía hacer, pues estaba liberando a ambos de cadenas que nunca debieron ser.
-Gracias, Lis -dijo Zacek, y tras esto, ambos conversaron un poco antes de que el príncipe tuviera que irse.
Ahora Lis sabía lo que tenía que hacer de importancia en Merú, pero antes de volver a su cuerpo físico, Katnatek la detuvo un momento más. Era hora de otorgarle unos nuevos brazaletes de poder.